lunes, 29 de abril de 2019

malatesta [segunda entrega]



Vulgar lengua tituló Pasolini la última conferencia que ofreció en la ciudad meridional de Lecce, hace casi medio siglo, antes de ser asesinado en un lugar llamado Ostia. Allá en la Apulia el poeta formuló sus pensamientos más provocadores, inspirados por su amor a las lenguas campesinas y subproletarias, irresistiblemente diseminados en los devenires de la vida a través de ensayos radicales y profundos, dialécticos o paradójicos. Sin temor de ser tachado de tradicionalista, de conservador o reaccionario por los “clérigos” progresistas.
Pasolini el que abjuró. No es mal momento para abjurar del presente, contrario a la vida y al deseo, como el “suicidio” del poeta. Las búsquedas de ese deseo desembocan, a juicio de Malatesta, en obras máximas escritas en  “lenguas vulgares”, fruto de misturas nativas como la Nueva crónica del quechua-aymara Guamán Poma de Ayala, o La chute du ciel del intérprete y chamán yanomami Davi Kopenawa, o como El pez de oro, la obra delirante y lúcida, herética y hermética, atlántide y barroca, del gran Gamaliel Churata.
La lengua tiene que ser curada, dice la sabia de los hongos. Y hay que dejar que actúen los descomponedores, los “hongos del lenguaje”, y sumar en libertad a poetas y a etnólogos, ensayistas e intérpretes, teólogos o psicólogos. Y descomponer sus escrituras, restándolas. Otras lenguas surgirán en los meandros de esos ríos. Los sordos escuchan.
Así, esta Malatesta abre con “El amasijo primordial”, indagación manierista que mezcla en precipitación alquímica las fluentes percepciones y regresiones, a partir de El origen del mundo de Gustave Courbet, del poeta, ensayista, traductor, experimentalista y editor de tsé-tsé, Reynaldo Jiménez, cuya versión de Catatau de Paulo Leminski ofrecía hace poco tiempo a un Descartes joyceanamente vegetando y transmutando en la selva amazónica, en lúcida alucinación.
Sigue “Pedra branca”, de Roberto Bernal, fragmento narrativo, pulido como los cantos de otro río fijo, que nos lleva a montar en un mismo flujo tipográfico investigaciones de carácter ensayístico o teórico y  “creaciones” que son asimismo investigaciones, materiales sujetos a una poética real que irá depositando aluviones en el futuro. Esta es “una novela que comienza”, como la de Macedonio Fernández, y en el filón inextinguible de Rulfo, Gardea y Bernal Díaz.
El mundo guaranítico es otro universo aparte, a la vez poético y anárquico. Los anarquistas que incursionaron ahí, como en Paraguay lo hicieron el español Rafael Barret y el suizo Moisés Bertoni, configuran territorios sin fronteras, grandes espacios selváticos y claustrofóbicos que el poeta entrerriano Miguel Ángel Federick recorre en “Patria de las neblinas vivificantes (o un viaje hacia el recuerdo del guaraní y su palabra)”, siguiendo sus pasos y escuchando la música y el tono de dos poetas afines a ese imaginario guaranítico: Juan L. Ortiz y Francisco Madariaga.
Como entre paréntesis se añade al segundo cuaderno de Malatesta una traducción de “Lo que puede un organismo: las fuentes y las condiciones de la anarquía”, de Daniel Colson (autor de un Pequeño léxico filosófico del anarquismo). Y si Malatesta (Enrico) muestra ahí la potencia filosófica del anarquismo, despliega también en folletos como La anarquía y Entre campesinos el poder local-universal de las lenguas vulgares.
Incluimos al final imágenes de la cineasta occitana Raymonde Carasco, a partir de una serie de fotogramas extraídos de sus filmes tarahumaras por Régis Hébraud, su amoroso colaborador, y reensambladas por el cineasta Martín Molina, como remembranza del montaje eisensteiniano de la revista Documents. Raymonde: impulsada por una vidente gitana de Toulouse y a la búsqueda de la Gradiva tarahumara, sigue las huellas de Artaud, el trabajo del Sueño, el poema etnográfico.


lunes, 12 de marzo de 2018

malatesta [cuaderno en obranegra]


El nombre del lúcido, y empecinado, anarquista capuano expresa la tentativa de continuar la antigua resistencia frente a los poderes de quienes, con sólo las armas y herramientas de un pensamiento libre —no sujeto a ningún Dios ni Amo— enarbolan todavía su labor como obranegra  de las utopías, trabajo de excavación y proliferación subterránea de inacabables revueltas y laberintos. Malatesta como acción y carácter que no podría dejar de vincularse, a través de su nombre, con proyectos proletarios como el Ensayo sobre un proletariado sin cabeza de José Revueltas, o proyectos gnósticos y materialistas como Acéphale, de Georges Bataille y Pierre Klossowski. Más allá de ese otro Malatesta, poeta-mecenas de Ezra Pound, “canonizado en el infierno”, nuestro emblema es el hombre sin cabeza, o con Malacabeza.
Malatesta: menos un proyecto que un trayecto surgido de la anomalía, del no-querer resignarse a respetar, cultivar y fijar introspectivamente (como una forma de interiorizar el orden o las órdenes de los modelos de escritura e investigación emanados de la razón capitalista) las barreras levantadas por una voluntad de uniformidad y una creencia fiel y entusiasta en el espíritu de competencia y auto-inversión, de evaluación, vigilancia y control generalizados. Un trayecto, y un espacio de libertad, donde puedan “soltarse las amarras”, sin límites prestablecidos, sin coacciones de forma o contenido que reducen la escritura y la investigación como lo hacían las reducciones de indios durante la conquista y la colonización, sin compulsiones absurdas instigadas por hábitos y formalismos académicos —trayecto, lo que es decir espacio en acto de emancipación tentativa, no absoluta, utópica; búsqueda investigativa de fondo, poética y del pensamiento, abocada a derivar en aguas superficiales; proceso permanente o interrumpido, errante, de ideas fijas o en flujo perpetuo: work in progress, en obranegra.
Nuestro número inicial está marcado por esas intenciones, con la participación de dos miembros de nuestro colectivo y un amigo de la Estación Alógena, radicada en Buenos Aires. José Manuel Mateo, investigador, ensayista, poeta y editor de Malatesta, ofrece el trabajo: “Espectro social de una escritura: entre Las flores del mal y Los errores”, en el que continúa su rigurosa, renovadora y polémica relectura de la obra revueltiana, iniciada en el libro En el umbral de Antígona. Notas sobre la poética y la narrativa de José Revueltas y los cuatro volúmenes de Tiempo de Revueltas. Alquimista, ensayista y poeta, denaKmar naKhabra envía un atractivo trabajo, imantador, asociado al transbarroco americano y a la fulgurante conexión Artaud-Lezama Lima: “El desconocido ondulante”. Isaac Magaña Gcantón, por fin, crítico y ensayista, especialista en narrativa contemporánea, propone unas “Notas sueltas en torno a Mi libro enterrado, de Mauro Libertella”. A lo que hay que añadir las imágenes que acompañarán cada número, bajo la curaduría de Martín Molina Gola, y en este caso derivadas de la experiencia libertaria del “poeta y etólogo” Fernand Deligny, el autor de Lo arácnido.
Tres textos que esbozan algunas de las “líneas de errancia” afines a Malatesta: la acción poética, las escrituras contemporáneas (Artaud, Baudelaire, Benjamin, Deligny, Lezama, Libertella, Perlongher, Revueltas), la experimentación ensayística y de investigación, la intervención política espectral como aventura del pensamiento. Errancia y error. Riesgo de fracaso y rebelión, pues, como dice Jorge Cuesta en sus “Apuntes sobre André Breton”, aludiendo al sueño y a la muerte:

En cada tropiezo hay voluntad de tropezar.
Bienaventurados los que fracasan porque su fracaso
es el triunfo de la voluntad que se rebela.


lunes, 29 de febrero de 2016

en marzo como en abril



en marzo como en abril
gabriela peyron
ilustraciones de germán venegas
15 x 21 cm, 12 pp.
rústica, 2015

en los poemas de este libro, gabriela peyron evoca doce momentos que corresponden a los doce meses del año. algunos celebran fechas que forman parte del imaginario de todo niño nacido en méxico; otros nos llevan a ese instante, vivido por todos, en que los ojos se detienen, concentrados en el detalle de una hoja que rompe el brillo del sol. hay en estos versos una alquimia de la emoción y los sentidos que se conjuga con la densidad de las ilustraciones de germán venegas, quien nos remite a los trazos de la pintura popular o a la fiesta de los dibujos infantiles.

distancias


distancias
carlos azar manzur
14 x 21 cm, 104 pp.
rústica, 2006

[fotografía de portada: ricardo ramírez arriola]

carlos azar manzur (méxico, 1970) es egresado de la facultad de psicología de la unam y realizó estudios de violín y composición. desde 1994 colabora en diversos suplementos culturales y revistas. actualmente es profesor universitario. ha publicado tres libros de poesía y una historia de la ópera.

décima ocasión


décima ocasión
eduardo langagne
14 x 21 cm, 120 pp.
rústica, 2004
[coeditado con el instituto coahuilense de cultura-región laguna y el apoyo del instituto tecnológico de estudios superiores de occidente]

[fotografía de portada: silvia gonzález de león]

eduardo langagne (méxico, 1952) es poeta y traductor. en 1980 obtuvo el premio internacional casa de las américas y en 1994 el premio nacional de poesía aguascalientes. ha publicado numerosos libros de poesía y su obra ha sido antologada en méxico y el extranjero. actualmente pertenece al sistema nacional de creadores.

el hijo del crucificado


el hijo del crucificado
nelson de oliveira
14 x 21 cm, 152 pp.
rústica, 2003
[coeditado con callis editora (são paulo, brasil)]

nelson de oliveira (são paulo, brasil, 1966) ha recibido varios reconocimientos, entre ellos el premio Internacional casa de las américas y el que otorga la fundación cultural de bahía. ha publicado más de una docena de libros de cuento, ensayo, novela y literatura infantil y juvenil.

navegación del fuego


navegación del fuego
leopoldo cervantes-ortiz
14 x 21, 64 pp.
rústica, 2003
[coeditado con callis editora (são paulo, brasil)]

leopoldo cervantes-ortiz (oaxaca, 1962) estudió medicina, es maestro en teología y pasante de la maestría en letras latinoamericanas. ha publicado poemas y ensayos en diarios y revistas de méxico y el extranjero. ha destacado como difusor de la poesía, lo mismo a través de excelentes antologías como por internet.

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